domingo, 31 de enero de 2010

PDH - Programa Desarrollo de Habilidades

Con este fin de semana llevamos ya ocho semanas del curso sobre Habilidades Directivas en la Escuela de Negocios Estema (UEM), con clases cada Viernes y Sábado, desde que lo iniciamos el pasado 13 de Noviembre de 2009. Somos nueve personas en clase, lo que es una maravilla. Primero por lo grandes profesionales que son todos, compañeros y profesores, y segundo porque somos como una pequeña familia, que facilita mucho el intercambio de opiniones constantes, de gran valor, a la vez que vamos avanzando sobre el tema que estemos tratando. A lo largo de estas semanas hemos hablado de temas como la toma de decisiones, la propia estrategia profesional, coaching, gestión del talento, negociación, trabajo en equipo y comunicación. Todos los profesores nos han demostrado ser grandes conocedores sobre su materia, y durante sus 10 horas de clase cada uno, nos han trasladado muchos de sus conocimientos, experiencias y puntos de vista. Hasta aquí, y seguro que en las semanas que nos quedan, todo muy bien. La Escuela ha hecho un buen trabajo y creo que lo estamos todos en clase disfrutando. ¿Pero seremos capaces de aprovechar todo lo visto al máximo de sus posibilidades?. Pienso que la grandeza de un curso como este, y es donde se puede producir el cambio real, está en su segunda parte, que continúa una vez terminan las clases, y me refiero a poner en práctica lo que hayamos escuchado, comentado y debatido en clase.
Cada uno valorará que es lo que tiene más valor para él, lo que más necesita según sus carencias y trabajo a realizar. Ponerlo en práctica, llevarlo al terreno de juego diario y perseverar una y otra vez en la aplicación de esa habilidad que queremos dominar, analizando los resultados que vamos obteniendo para incorporarlos a nuestra experiencia e ir mejorándolos, pues no existen las fórmulas mágicas que nos provoquen un cambio sustancial de un día para otro. Tarea nada fácil, y muy costosa en tiempo y esfuerzo, pero ahí está la diferencia en conseguir o no un cambio significativo y permanente en nuestro desarrollo. De cada uno depende el camino que elija.

Dice Robert Frost en su poema "El camino no elegido":

"Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia"

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